martes, 4 de febrero de 2014
Ouija o Wija - 272
Esta tablilla se ha construido de muchas formas diferentes, aunque hay algún diseño clásico bastante conocido. Basados en ese diseño decidimos hace mucho tiempo jugar un rato con esta antigua (dicen) herramienta de comunicación con los posibles espíritus que vagan por el mundo sin un cuerpo que los contenga.
Para describirla en pocas palabras, contiene el alfabeto conocido por los jugadores corpóreos distribuido en un arco superior, los dígitos decimales del 0 al 9 en un arco inferior y los valores binarios "Si" y "No" a izquierda y derecha.
Como no había una tablilla "profesional" accesible, se improvisó una con alegría, usando un espejo no muy grande, digamos que del tamaño de un tablero normal de ajedrez, y colocando todo lo necesario escrito en papel y pegado sobre el espejo con cinta adhesiva transparente, formando la disposición deseada.
Una pequeña copa de licor puesta boca abajo fue el mágico puntero, que señalaba de a una las letras o lo que sea necesario para comunicar lo que desean decir las almas presentes a los sordos partícipes de la experiencia.
Primero que nada hay que convocar a algún espíritu a "entrar en la copa" para comunicarse con nuestro mundo. Se supone que los habitantes del mundo de los espíritus no tienen problemas de comunicación entre ellos, y entonces salvo que capturemos la atención de algún espíritu mentiroso, nuestras preguntas tendrán su respuesta.
Por lo que pude averiguar, el tablero tiene orígenes bastante cercanos en el tiempo, y las versiones más conocidas datarían del siglo XIX, cuando fue patentada. De ahí para atrás en el tiempo, todo lo que sabemos es pura especulación ;)
La forma en que se usa, depende de los jugadores, pero de lo que he leído desde cero participantes hasta todos, deben colocar un dedo suavemente sobre el puntero (el borde de la copa en nuestro caso) para que la energía transmitida por los dedos se sume a la voluntad del alma convocada y el resultado sea el movimiento del puntero para señalar en el tablero lo que el alma desea comunicarnos. Por eso es que se busca que el tablero sea lo más liso posible, para que el menor esfuerzo mueva al puntero.
Personalmente me hubiese gustado ver funcionar el tablero sin dedos sobre el puntero, pero al parecer, ésto exige mucha energía al alma antedicha, y es por eso que se la "ayuda" inyectando nuestra propia energía con la punta de los dedos de los jugadores.
Una forma seria de jugar consiste en que las personas que mantienen los dedos sobre el puntero, tengan los ojos vendados, mientras un testigo vaya anotando las preguntas y sus respuestas en silencio para no influir sobre los jugadores.
Sin embargo, la forma más divertida de jugar es aquella en la que todos tocan y ven los resultados a medida que se van generando los movimientos del puntero, y se van construyendo las respuestas.
En aquella lejana época, oscuros manejos políticos (cuando no?) nos habían legado una red eléctrica con insuficiente generación de energía. En consecuencia, no podíamos enfrentar los máximos de carga de la ciudad en el horario de mayor consumo, y como remedio temporal se repartía la escasez. Se habían establecido horarios y días en que se cortaba la energía a barrios enteros, alternando así la carencia un par de días a la semana por cada barrio.
Sabíamos a la perfección que esa noche sin luna no habría luz eléctrica, así que nos preparamos con velas, que era nuestro recurso alternativo de iluminación.
El juego cuadró a la perfección: oscuridad, velas, nada que hacer y ganas de divertirse un rato.
Logramos terminar el tablero cuando la luz eléctrica se esfumó. Mientras nuestros padres tomaban el café en la cocina escuchando una radio a baterías, nosotros encendíamos las velas no sin cierto grado de excitación, por la experiencia que estábamos a punto de realizar.
Para comenzar no conocíamos ningún conjuro para llamar almas, lo discutimos un rato, y llegamos a la conclusión de que están por todas partes. Fue entonces que Aníbal en un arranque de decisión apresuró las cosas, tomó la copa e hizo como si atrapase algo como un mosquito en el aire entre la copa y la palma de la mano. Luego como queriendo que no se escapara, colocó la mano con la copa sobre el tablero con su mano como relleno del sandwich tablero-mano-copa, y extrajo suavemente la mano dejando la copa con su contenido sobre el tablero. Dijo entonces: Ya tenemos al menos un alma, me parece ¿No?
A Estrella le pareció un poco indigno el procedimiento, y a mi me causó gracia, pero al menos podíamos continuar con el juego.
Alguien dijo con solemnidad: Te conmino alma errante, a permanecer en la copa, y contestar nuestras preguntas mundanas...
Ahí estábamos cada uno de nosotros tres, con su dedo índice "suavemente" apoyado sobre el borde del pié de la copa que estaba boca abajo en nuestro tablero. Al principio nada... ¿Y no hay que preguntar algo para que se mueva? ji-ji-ji !!
Bueno, ¿quién pregunta?
- ¿Hay un espíritu ahí dentro que quiera conversar con nosotros?
La copa parecía muda, y de repente comenzó a moverse indecisa hasta llegar cerca del "Si".
> "Si"
- Funciona!!
- No, lo estás moviendo tú...
- Te juro que no, sólo tengo en dedo con suavidad en la copa, decía Aníbal con una sonrisa pícara.
- A ver, ¿preguntamos en qué año murió, bueno, dejó de ser humano?
La copa comienza a dirigirse a los números, y toca 1840 antes de quedarse quieta.
- Bueno, no es tan viejo el espíritu... dije pensando en la enorme cantidad de años en que han pasado hasta nuestros días... Inclusive podría darse el caso de algún ser prehistórico!
- ¿Y de qué murió?
> "FIEBRE"
- Claro, en esas épocas ni se sabía de qué moría la gente...
Mientras tanto lo que más disfrutaba eran las caras y las manos reflejadas en el espejo, iluminadas por la tenue luz amarillenta de las velas, haciendo increíble fuerza en la copa, al punto que estuve por decir: "¡Si se rompe la copa yo no tengo nada que ver, a ver si aflojan con la fuerza! ¿Eh?", pero me callé por que era más interesante el juego y el ambiente alrededor. Algunas risas contenidas, y miedo, sin duda.
- ¿Cómo te llamas?
> "SIMON"
- Bueno, basta, dijo Estrella, me parece que están haciendo trampa... A que si dejamos la copa sola no se mueve...
- ¿Y si se mueve?
- ¡Ahh, no sean así, seguimos un rato con el dedo a ver qué pasa, pero sin forzar la copa!!
- Bueno, pero vamos a preguntar algo que tenga sentido, a ver, ¿Está presente Antonio, el abuelo de Estre?
- ¡Nooo! ¿Por qué no llamas a tu abuelo?
> "ANTONINO"
Ya se veían dientes apretados y la copa hacía un ruido escandaloso sobre el vidrio del espejo, mostrando que había un gran peso aplicado sobre ella.
- ¿No era español tu abuelo?
- Si, pero le decíamos Antonino... ¿Cómo sabías?
- Yo no sabía...
- ¡Ah no, no juego más! ¡Es demasiado! ¡Me estás tomando el pelo con algo que es serio para mí!
- Te juro que no... decía Aníbal, mientras yo me secaba el sudor frío.
- Bueno, para que vean que no tengo nada que ver, y me salgo, dije.
Ocurrieron un par de anécdotas más, similares a la anterior, y la discusión empezó a ser mas importante. En eso viene mi madre de la cocina y nos dice: ¿ Peeero, están jugando o se están peleando? ¡Me parece que ese no es un buen juego, demasiadas discusiones!
- Bueno, yo no quiero seguir, dice Estre bastante enojada, y se lleva el tablero a otra parte.
Mejor así, todos tranquilos hasta que venga la luz, ¿verdad? dijo mi madre, pero los ánimos estaban caldeados y hacía falta un buen tiempo para aplacarlos...
Me quedé jugando con una de las velas, haciendo sombras chinescas y retornando la cera fundida a la llama, mientras Estrella y Aníbal seguían su discusión sobre si había hecho trampa o no...
La única conclusión que pudimos obtener fue que no quisimos jugar más, nunca más.
El tablero volvió a ser espejo y la copa volvió a ser copa de licor, mezclada con las otras idénticas.
El mundo de los espíritus se quedó de puertas cerradas por los años venideros. Y creo que si hoy propusiese abrir la puerta, recibiría como respuesta un rotundo "No" de mi hermana.
Tampoco intenté jugar con otro grupo de personas. Esta vez no por miedo, si no más que nada por que puede llegar a hacerse daño a algún jugador, cuando se juega con los recuerdos queridos y se llega hasta sin querer a faltar el respeto a los mismos. Resulta al final que se termina hiriendo los sentimientos de una persona, y no tiene sentido hacerlo, menos aún por el sólo afán de divertirse un rato.
Este abuelo que yo no llegué a conocer, quería muchísimo a mi hermana Estrella, era un sentimiento mutuo, hasta que el destino los separo físicamente.
Mi hermana había tenido un sueño que nunca quiso revelar a nadie sobre este abuelo cuando él murió, a cientos de kilómetros de distancia, y sin que tuviésemos noticia de su fallecimiento, hasta varios días después del mismo. No sé si llegó la noticia en un telegrama o en una carta, no lo recuerdo bien.
Quizá un sexto sentido exista y no podamos probarlo con facilidad, pero como no podemos probar tampoco que no existe, seguiremos con la duda. O estaremos seguros, convencidos en nuestros fueros más íntimos.
Nos Leemos :)
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