martes, 20 de mayo de 2014
Amor Necesario - 266
No entender a la gente es lo normal, pero a veces uno espera entender un poco más de lo que entiende. Por que al final, todos somos de la misma especie y nos hacemos a la idea de que somos todos bastante similares.
Tenemos diferencias pequeñas como el color en la piel, o pequeños rasgos distintivos que nos hace únicos en el exterior. Nuestros órganos internos son siempre los mismos, pero también tienen estas sutiles y a veces no tan sutiles diferencias que nos hacen distintos entre nosotros.
En resumidas cuentas somos seres conceptualmente iguales, con muchas diferencias que nos individualizan.
Vivimos historias que en parte van forjando nuestra visión del mundo, la forma en que interactuamos con él, y como cada uno tiene su historia, seremos entonces diferentes en estos rasgos sociales y culturales que junto a muchos otros rasgos nos identifican como personas.
Comenzamos nuestras vidas en el vientre de nuestras madres, al abrigo de las inclemencias externas y bajo el cuidado materno por nueve meses desde antes de nacer al mundo. Aún después de haber nacido, pasamos largos años en contacto muy íntimo con adultos, de preferencia con nuestra madre, hasta que nos hacemos medianamente independientes.
Es en estos últimos períodos donde vamos aprendiendo a distinguir entre las personas con las que mantenemos relaciones basadas en el amor y el resto de las personas, con las que tenemos relaciones más frías e impersonales. Vamos engrosando los círculos de relaciones personales con muchos tipos de personas, pero pocas son relaciones basadas en la ternura y el amor. La mayoría son relaciones basadas en el protocolo social existente, que puede llegar a ser muy frío comparativamente a las primeras relaciones personales de la familia cercana o también con los primeros amigos de la infancia.
Esta independencia que va adquiriendo el individuo con el transcurso del tiempo, le dará las herramientas sociales, las pautas de conducta a seguir, para sobrevivir a los cambios inexorables a los que en su entorno será sometido.
Pero sobrevivir no lo es todo. El individuo necesita ser feliz, y para ello la mayor parte de las personas necesitan relaciones amorosas. La vida sin ternura suele ser muy dura.
Las personas necesitan sentirse amadas, quizá hasta protegidas físicamente o quizá solo socialmente.
Necesitan compartir sus más íntimos pensamientos, necesitan resolver temas personales en los que quisieran tener la opinión de una persona con intereses positivos y no con intereses desconocidos. Tenemos al menos un par de opciones para los sujetos que buscan consejo: el consejo pago (un sicólogo o un religioso) y el consejo libre de una amistad o de una persona más cercana emocionalmente.
Todos los comportamientos tienen sus excepciones, pero siempre hay una regla general para la mayoría de los individuos, y para el ser humano, esta regla es que necesitan al menos una persona con la que puedan compartir todo su mundo interior. El no compartirlo con nadie es en definitiva una auto-represión, algo muy diferente a la libertad, que conduce a la tensión, la depresión, y toda la cadena de consecuencias síquicas y físicas que se generan.
Al parecer todos son ingredientes para que nos diferenciemos y así no logremos entendernos, básicamente por que no sabemos cuál motivo mueve a la persona oculta dentro del individuo. Sin conocer la motivación a veces cuesta bastante comprender lo que pretende la gente.
Para colmo de males, el lenguaje, ese protocolo que nos conecta como individuos, suele ser suficientemente ambiguo para que no nos entendamos del todo bien.
Así que no entendiéndonos como personas, suele ser bastante difícil establecer relaciones amorosas con otra persona.
¡Hay que celebrar cuando lo logramos!
Tu Eres Necesaria
Aún tengo tus besos en mi boca,
Aún siento tu piel en mis labios.
Tu voz es un eco en mis oídos,
Tu sonrisa está aquí, solo por que sí.
Te veo aunque ahora no estés,
Te siento justo aquí a mi lado y
No veo pasar las horas para encontrarnos,
No contengo esta impaciencia por tocarnos.
Es por que amarte me hace bien,
Es por que verte feliz me alegra el alma,
El hoy supera todo lo que he esperado,
El mañana ya no me importa demasiado.
Quererte es muy importante,
Que tu me quieras es casi demasiado,
En tus brazos siento que revivo,
En tu amor sin frenos quedo embelesado.
Nos leemos :)
domingo, 20 de abril de 2014
Hola Marcelle - 267
Hace mucho ya que no escribo en este sitio, y no es por que no quiera hacerlo, si no por que estaba en uno de esos trances de mi vida en que el rumbo cambia sin precedentes, y estoy suficientemente perturbado para que se me dificulte hasta el simple acto de pensar.
Mi vida ha sido bastante estática y un cambio importante hace que me sienta extraño. El futuro incierto no era parte de mi acontecer diario y ese cambio de realidad me pone ansioso.
He procurado dar amor sin pedir nada a cambio, y como resultado tengo amigos y amigas que me quieren y me respetan.
El cambio surge de una casualidad. De una persona que apenas conocía, pero con la que congeniamos bien, y además me da su amor y una calidez que me conmueve. Me cuesta bastante estar sin ella cerca.
No quiero mirar el futuro por que ahora me importa fundamentalmente el presente que estoy viviendo. Más que nada por que lo estoy viviendo junto a ella.
Siento que estoy construyendo algo, y no sé que es, pero lo construimos juntos con amor, el uno por el otro.
Estos días mis sentimientos han estado ardiendo en una hoguera difícil de controlar. Me he sentido como un muchacho adolescente, de una manera completamente irracional. Resumiendo cuentas, soy feliz, o mejor dicho, somos felices.
No se si esta felicidad durará diez días, diez meses o diez vidas, pero siento que no puedo de ninguna manera perderme ésto que no sé si alguna vez he sentido antes. Supongo que nunca lo sentí, por que hoy no soy el mismo de ayer y por lo tanto lo que siento es diferente a todo lo que experimenté en mi pasado.
Pero sería injusto decir que solo es diferente lo que siento, por que yo haya cambiado, por que estaría faltando la ilusión que me da esta nueva vida, tan cercana a una persona que adoro de una manera injustificalbe y hasta hermosamente indecente.
El amor enloquece a la razón, agudiza los sentidos, y hace de personas adultas un par de adolescentes matándose a caricias y besos por todos los lugares en que se encuentren.
Había escuchado la opinón de que el amor adulto es diferente y no discutí la opinión. Hoy puedo decir que el amor es amor en todas las edades y solo depende de los amantes la intensidad y la orientación que tome.
¿Cuándo es conveniente recibir a un amor que llega a nuestra vida? Mi respuesta es: Cuando llega. No existe una fecha para estos sucesos, y a mi edad son tan extraños esto hitos, que no voy a esperar por ningún motivo a que se alinien los planetas o que la familia esté feliz con mis decisiones.
De modo que sin pretender lastimar a nadie, seguiré el camino de nuestra felicidad lo mejor que pueda, pero si alguna persona fuera de nosotros dos decide que no era lo que ella esperaba, solo me queda por decirle que mi vida no puede esperar por todo aquel que desee que de alguna manera le espere. Mi vida es hoy y no voy a rechazar la buena oportunidad que tengo de disfrutarla con una bella compañía.
Marcelle
Este otoño ha sido gris.
Las hojas ya caen con la lluvia
El oscuro y melancólico horizonte,
Muestra nubes que amenazan con traer frio.
Mi vida también está en otoño,
Pero vienes tú en tu primavera personal,
llegas a mi alma agrisada y triste,
y le das el tierno brillo de la tuya.
El sol de tu contagiosa sonrisa,
Ilumina por entero mi sendero.
Solo mi camino tiene tu luz,
Solo de tu mano vale la pena recorrerlo.
Tal vez no todo es felicidad.
No estamos juntos siempre.
Cuando tus besos son recuerdo de mi boca,
Cunado tu cuerpo es recuerdo de mis brazos,
La piel se desespera por el reencuentro,
La boca suspira por el otro aliento,
Pero saber que nos veremos pronto,
Llena de vida la espera y de paz el silencio.
Ambos sabemos vivir solos.
Nada nos obliga a tomar algún rumbo.
Mas elejimos vernos, amarnos,
Y ser almas vagando juntas en nuestro sueño.
Nos leemos :)
jueves, 20 de marzo de 2014
Sentimientos Ocultos - 268
Las personas adultas construyen verdaderas fortalezas a su alrededor.
A veces son muros de roca sólida que no dejan pasar ni un hilo de luz.
Otras son armaduras, más livianas quizá, pero que dejan ver poco y nada de lo que se esconde en su interior. Para que no se note esta vestidura, pintan una cara del lado de afuera, como una máscara, que saben mantener con un conjunto bien controlado de expresiones.
De esta manera uno va conociendo personas, pero solo lo que ellas nos quieren mostrar como su propio ideal de ellos mismos.
Se torna a veces, bastante complejo conocer a la persona bajo la máscara.
Si fuese tan sencillo como quitar agresivamente este escudo, seguro que habría una justificación para la violencia, pero solo nosotros quedamos violentados al saber que se nos observa desde detrás de una máscara, y difícilmente podamos acceder a la cara real, a la persona detrás de sus prejuicios.
Casi siempre ocurre que éste antinatural escudo es la defensa contra un problema del pasado, que existió quizá solo en sus mentes, pero que ya no existe. Entonces la persona lleva la máscara más por una costumbre que por una necesidad.
¿Qué gana el dueño de la máscara? Se supone que gana tranquilidad. Yo en cambio siento que al no poder acceder al interior, nunca podré conocer a la persona, y nunca podré ser un compañero o amigo cabal. El de adentro estará tranquilo pero en una trampa de soledad.
Este enmascarar los sentimientos hace que el mundo se enfríe aún por debajo de lo esperado.
¿Quién desea un mundo frío y sin sentimientos?
No todos los sentimientos de las personas son lo que calificamos de buenos sentimientos. Habría que distinguir entre "bueno" y "malo" y es tan difícil a veces que prefiero hablar de una escala de sentimientos, en que para un lado aumenta su "bondad" y se achica para el lado opuesto.
Difícilmente existan personas que no hayan expresado malos sentimientos alguna vez. Lo importante es no conservar vivos estos sentimientos, por que terminan destruyendo por dentro a las personas, minando su salud.
Así que el problema principal consiste en no contar a los demás lo que uno siente o le ocurre en su interior, para no ser víctima de reproche o hasta de burla de otros.
Parece un comportamiento netamente infantil.
¿Por qué entonces los mayores nos comportamos de ese modo?
En particular me surge la sensación de que la gente no cambia, y desde su más tierna infancia sigue detrás de la máscara de adulto, siendo la misma persona de antaño.
Imagino que crecer en estos casos solo puede lograrse de la manera en que lo hacen las orugas, que surgen un día desde atrás de su antigua piel, en un estado nuevo, diferente, con alas para volar y encontrar su destino.
Parece que pocos están dispuestos a crecer, o quizá soy muy impaciente con la gente.
Siendo yo una persona mayormente tímida, no debiera expresar toda esta queja personal acerca de lo difícil que resulta conocer gente si no estoy haciendo una apología de mi propio comportamiento.
Yo suelo ocultarme detrás de una máscara de silencio. Soy la persona que escucha atentamente antes de emitir su opinión, aunque a veces la opinión esté formada con antelación en base a mi intuición.
Reconozco mi error y trato de superarme. Que lo logre con frecuencia, es algo diferente. Aún conservo parte de mi crisálida.
Me molesta más ese otro tipo de máscara, el que representa una persona diferente a la del interior.
El caso de las gruesas y altas murallas es distinto. Uno nunca sabe si vale la pena escalar el muro o excavar un túnel, por que desconoce por completo lo que ocultan las gruesas paredes. No sabemos si dentro espera una princesa que deba ser rescatada, o un aquelarre de brujas con su caldero hirviente, esperando por nosotros, su próximo ingrediente.
Nos leemos :)
A veces son muros de roca sólida que no dejan pasar ni un hilo de luz.
Otras son armaduras, más livianas quizá, pero que dejan ver poco y nada de lo que se esconde en su interior. Para que no se note esta vestidura, pintan una cara del lado de afuera, como una máscara, que saben mantener con un conjunto bien controlado de expresiones.
De esta manera uno va conociendo personas, pero solo lo que ellas nos quieren mostrar como su propio ideal de ellos mismos.
Se torna a veces, bastante complejo conocer a la persona bajo la máscara.
Si fuese tan sencillo como quitar agresivamente este escudo, seguro que habría una justificación para la violencia, pero solo nosotros quedamos violentados al saber que se nos observa desde detrás de una máscara, y difícilmente podamos acceder a la cara real, a la persona detrás de sus prejuicios.
Casi siempre ocurre que éste antinatural escudo es la defensa contra un problema del pasado, que existió quizá solo en sus mentes, pero que ya no existe. Entonces la persona lleva la máscara más por una costumbre que por una necesidad.
¿Qué gana el dueño de la máscara? Se supone que gana tranquilidad. Yo en cambio siento que al no poder acceder al interior, nunca podré conocer a la persona, y nunca podré ser un compañero o amigo cabal. El de adentro estará tranquilo pero en una trampa de soledad.
Este enmascarar los sentimientos hace que el mundo se enfríe aún por debajo de lo esperado.
¿Quién desea un mundo frío y sin sentimientos?
No todos los sentimientos de las personas son lo que calificamos de buenos sentimientos. Habría que distinguir entre "bueno" y "malo" y es tan difícil a veces que prefiero hablar de una escala de sentimientos, en que para un lado aumenta su "bondad" y se achica para el lado opuesto.
Difícilmente existan personas que no hayan expresado malos sentimientos alguna vez. Lo importante es no conservar vivos estos sentimientos, por que terminan destruyendo por dentro a las personas, minando su salud.
Así que el problema principal consiste en no contar a los demás lo que uno siente o le ocurre en su interior, para no ser víctima de reproche o hasta de burla de otros.
Parece un comportamiento netamente infantil.
¿Por qué entonces los mayores nos comportamos de ese modo?
En particular me surge la sensación de que la gente no cambia, y desde su más tierna infancia sigue detrás de la máscara de adulto, siendo la misma persona de antaño.
Imagino que crecer en estos casos solo puede lograrse de la manera en que lo hacen las orugas, que surgen un día desde atrás de su antigua piel, en un estado nuevo, diferente, con alas para volar y encontrar su destino.
Parece que pocos están dispuestos a crecer, o quizá soy muy impaciente con la gente.
Siendo yo una persona mayormente tímida, no debiera expresar toda esta queja personal acerca de lo difícil que resulta conocer gente si no estoy haciendo una apología de mi propio comportamiento.
Yo suelo ocultarme detrás de una máscara de silencio. Soy la persona que escucha atentamente antes de emitir su opinión, aunque a veces la opinión esté formada con antelación en base a mi intuición.
Reconozco mi error y trato de superarme. Que lo logre con frecuencia, es algo diferente. Aún conservo parte de mi crisálida.
Me molesta más ese otro tipo de máscara, el que representa una persona diferente a la del interior.
El caso de las gruesas y altas murallas es distinto. Uno nunca sabe si vale la pena escalar el muro o excavar un túnel, por que desconoce por completo lo que ocultan las gruesas paredes. No sabemos si dentro espera una princesa que deba ser rescatada, o un aquelarre de brujas con su caldero hirviente, esperando por nosotros, su próximo ingrediente.
Nos leemos :)
sábado, 15 de marzo de 2014
Se fue - 269
Llegué de mi trabajo y me puse al tanto de todo en casa, para relevar a mi hijo que estaba cuidando a su madre mientras no estaba yo. Mi esposa estaba inconsciente en la cama como estaba hacía un par de días, respirando medianamente bien y con el pañal limpio. Como era la hora de su alimento, lo preparé y lo conecté previo pasaje por la misma sonda gástrica de un medicamento para cuidar su estómago.
No hubo ningún inconveniente con la alimentación, así que cerré la válvula, lavé los útiles y me dispuse a esperar un buen plazo para moverla sin que la fuese a afectarla el contenido del estómago. Verifiqué que su pañal no se había humedecido aún.
Estaba yo sentado leyendo un poco, pero ese libro largo ya no podía leerlo. No me podía concentrar con la respiración jadeante de mi esposa. Por suerte llegó el recambio de oxígeno y le coloqué la mascarilla. Parecía que estaba respirando a un ritmo más lento luego de un rato con oxígeno.
Cambié a un libro que me pareció más fácil de encarar. Se llama "El libro de los abrazos" de Galeano, y francamente lo comencé a leer por que consta de pequeñas secciones todas independientes y así puedo interrumpir la lectura sin pérdidas para el lector (yo).
Me quedé pensando cómo uno va perdiendo todo de a poco: Primero perdí la posibilidad de trabajar en mi taller por que demoraba mucho en volver si me necesitaban, más adelante perdí la posibilidad de trabajar en mi computadora por que me requería concentración, y ahora ya ni siquiera podía concentrarme en un libro de extensión mediana.
En fin, comencé la lectura y no sé por qué me pareció un poco tonto. Leí un poco más y encontré pasajes más interesantes. Después de todo no parece tan malo el libro, pensé. Seguí leyendo y encontré algunas hojas en las que me estremecí, y sentí una sensación extraña recorriendo toda mi espalda.
Comencé entonces a engancharme con el libro. Pasado un rato me levanto para ver si seguía seco o no el pañal, y voy hacia ella. Seco el pañal. Pero solo se escucha el burbujeo del gas en el agua y no la veo respirar. Comencé a buscar el pulso y nada. Salí corriendo a buscar el estetoscopio y tampoco pude oír nada. ¡Karina no respira! dije con visible perturbación a mi suegra y mis hijos que estaban allí cerca. Llamé por teléfono a la emergencia móvil e intenté masajear el corazón, pero no daba ningún resultado y sus labios se ponían amoratados.
Mi suegra dijo, "Ya está... tenía que ocurrir en algún momento".
No podía creer cómo se me fue sin darme cuenta... ¿O fue ese estremecimiento en parte un aviso?
Mis manos temblaban. No era como aquella vez en que se atoró con comida y saqué de su garganta la oclusión con mis dedos, decidido y sin temblores aunque ella ya se había puesto azul.
Creo que inconscientemente yo también esperaba este desenlace.
Así ha terminado su tratamiento como enferma terminal de Esclerosis Múltiple Progresiva.
Recordé la frase de un médico que junto al diagnóstico inicial, años antes, cuando ella caminaba bien con un bastón, le decía "...de esta enfermedad nadie se muere...". Ahora después de haber empeorado paulatinamente había pasado a ser un cuerpo sobre la cama, sin posibilidades de mover más que su mano y pierna derecha no sin dificultad, sin poder tragar, sin poder casi hablar, con dificultades para enfocar la vista...
Traté de recordar sus últimos estados de conciencia y solo me quedó fijo en la memoria una situación en que ella pocos días antes me miraba de manera extraña y me decía "¡Qué lindo que estás!" Creo que como hombre no estoy demasiado acostumbrado a los piropos, pero no era el piropo en sí lo que me dejaba sin palabras que responder que no fuese un "gracias", si no la sensación de que ella se sentía muy disminuida como persona. Recuerdo que el día siguiente me pidió que la sentase un poco en la silla de ruedas y no pude, por que sus piernas estaban ambas flácidas, así que por miedo a que se me cayese al piso la puse de vuelta en la cama y le dije: ¡No soy una grúa, no puedo levantarte sin colaboración tuya! Cuando estés un poco mejor te levanto.
Creo que solo conseguí deprimirla un poco más. Ese sentimiento de culpa lo tengo presente.
Ahora ella dejó de sufrir.
Años de vida en la misma casa, criando a nuestros hijos y luchando con una enfermedad cruel hacen que la tenga presente todo el tiempo.
Cada cosa en esta casa conserva un pequeño matiz, un pedazo de historia que puedo contar, desde las pinturas y manchas de las paredes hasta el más mínimo detalle. En esta casa se mezclan inseparables objetos míos y de mi esposa. Tanto como en la forma de ser de nuestros hijos se mezclan la mía y la de ella.
Decidí no recordar más todos esos desacuerdos que tuvimos, que para mi eran muy importantes y permanentemente me decían que no podía continuar con ella. Ocurre que por otra parte, la historia de mis hijos y mi historia se formó con ella como madre y esposa. De ninguna manera podía dejar abandonada a mi esposa en las condiciones en que estaba, indefensa ante el mundo, así que la cuidamos lo mejor que pudimos. Lo hicimos con cariño, que es la única manera de tratar a las personas que son parte de la familia o aún a los amigos.
Después de 24 años de convivencia, ya no puedo decir que en algún momento no voy a recordarla.
Su personalidad perdura en mi memoria y no se irá.
No sé cuánta vida me queda por vivir, pero debo comenzar de nuevo, y aún no sé como.
Al menos mis hijos, aunque estén afectados por toda esta vida de problemas, son jóvenes y recién comienzan sus vidas de adultos.
Ellos pudieron ver de cerca que la vida, ese delicado hilo, ese sutil equilibrio, es efímera y está sujeta a una marea de interacciones con el mundo que la pueden hacer zozobrar. Así que respetar la vida y vivirla lo mejor posible es la pieza de conocimiento que espero que se quede bien grabada en sus mentes y en sus corazones.
Nos leemos.
No hubo ningún inconveniente con la alimentación, así que cerré la válvula, lavé los útiles y me dispuse a esperar un buen plazo para moverla sin que la fuese a afectarla el contenido del estómago. Verifiqué que su pañal no se había humedecido aún.
Estaba yo sentado leyendo un poco, pero ese libro largo ya no podía leerlo. No me podía concentrar con la respiración jadeante de mi esposa. Por suerte llegó el recambio de oxígeno y le coloqué la mascarilla. Parecía que estaba respirando a un ritmo más lento luego de un rato con oxígeno.
Cambié a un libro que me pareció más fácil de encarar. Se llama "El libro de los abrazos" de Galeano, y francamente lo comencé a leer por que consta de pequeñas secciones todas independientes y así puedo interrumpir la lectura sin pérdidas para el lector (yo).
Me quedé pensando cómo uno va perdiendo todo de a poco: Primero perdí la posibilidad de trabajar en mi taller por que demoraba mucho en volver si me necesitaban, más adelante perdí la posibilidad de trabajar en mi computadora por que me requería concentración, y ahora ya ni siquiera podía concentrarme en un libro de extensión mediana.
En fin, comencé la lectura y no sé por qué me pareció un poco tonto. Leí un poco más y encontré pasajes más interesantes. Después de todo no parece tan malo el libro, pensé. Seguí leyendo y encontré algunas hojas en las que me estremecí, y sentí una sensación extraña recorriendo toda mi espalda.
Comencé entonces a engancharme con el libro. Pasado un rato me levanto para ver si seguía seco o no el pañal, y voy hacia ella. Seco el pañal. Pero solo se escucha el burbujeo del gas en el agua y no la veo respirar. Comencé a buscar el pulso y nada. Salí corriendo a buscar el estetoscopio y tampoco pude oír nada. ¡Karina no respira! dije con visible perturbación a mi suegra y mis hijos que estaban allí cerca. Llamé por teléfono a la emergencia móvil e intenté masajear el corazón, pero no daba ningún resultado y sus labios se ponían amoratados.
Mi suegra dijo, "Ya está... tenía que ocurrir en algún momento".
No podía creer cómo se me fue sin darme cuenta... ¿O fue ese estremecimiento en parte un aviso?
Mis manos temblaban. No era como aquella vez en que se atoró con comida y saqué de su garganta la oclusión con mis dedos, decidido y sin temblores aunque ella ya se había puesto azul.
Creo que inconscientemente yo también esperaba este desenlace.
Así ha terminado su tratamiento como enferma terminal de Esclerosis Múltiple Progresiva.
Recordé la frase de un médico que junto al diagnóstico inicial, años antes, cuando ella caminaba bien con un bastón, le decía "...de esta enfermedad nadie se muere...". Ahora después de haber empeorado paulatinamente había pasado a ser un cuerpo sobre la cama, sin posibilidades de mover más que su mano y pierna derecha no sin dificultad, sin poder tragar, sin poder casi hablar, con dificultades para enfocar la vista...
Traté de recordar sus últimos estados de conciencia y solo me quedó fijo en la memoria una situación en que ella pocos días antes me miraba de manera extraña y me decía "¡Qué lindo que estás!" Creo que como hombre no estoy demasiado acostumbrado a los piropos, pero no era el piropo en sí lo que me dejaba sin palabras que responder que no fuese un "gracias", si no la sensación de que ella se sentía muy disminuida como persona. Recuerdo que el día siguiente me pidió que la sentase un poco en la silla de ruedas y no pude, por que sus piernas estaban ambas flácidas, así que por miedo a que se me cayese al piso la puse de vuelta en la cama y le dije: ¡No soy una grúa, no puedo levantarte sin colaboración tuya! Cuando estés un poco mejor te levanto.
Creo que solo conseguí deprimirla un poco más. Ese sentimiento de culpa lo tengo presente.
Ahora ella dejó de sufrir.
Años de vida en la misma casa, criando a nuestros hijos y luchando con una enfermedad cruel hacen que la tenga presente todo el tiempo.
Cada cosa en esta casa conserva un pequeño matiz, un pedazo de historia que puedo contar, desde las pinturas y manchas de las paredes hasta el más mínimo detalle. En esta casa se mezclan inseparables objetos míos y de mi esposa. Tanto como en la forma de ser de nuestros hijos se mezclan la mía y la de ella.
Decidí no recordar más todos esos desacuerdos que tuvimos, que para mi eran muy importantes y permanentemente me decían que no podía continuar con ella. Ocurre que por otra parte, la historia de mis hijos y mi historia se formó con ella como madre y esposa. De ninguna manera podía dejar abandonada a mi esposa en las condiciones en que estaba, indefensa ante el mundo, así que la cuidamos lo mejor que pudimos. Lo hicimos con cariño, que es la única manera de tratar a las personas que son parte de la familia o aún a los amigos.
Después de 24 años de convivencia, ya no puedo decir que en algún momento no voy a recordarla.
Su personalidad perdura en mi memoria y no se irá.
No sé cuánta vida me queda por vivir, pero debo comenzar de nuevo, y aún no sé como.
Al menos mis hijos, aunque estén afectados por toda esta vida de problemas, son jóvenes y recién comienzan sus vidas de adultos.
Ellos pudieron ver de cerca que la vida, ese delicado hilo, ese sutil equilibrio, es efímera y está sujeta a una marea de interacciones con el mundo que la pueden hacer zozobrar. Así que respetar la vida y vivirla lo mejor posible es la pieza de conocimiento que espero que se quede bien grabada en sus mentes y en sus corazones.
Nos leemos.
martes, 4 de marzo de 2014
¿Qué somos? - 270
Ante una pregunta que me hiciste y quedó flotando casi con indiferencia en el aire, decidí que es mejor analizar que dejar pasar el tema. Al menos tengo la disculpa de no ser yo el responsable de tomarlo en consideración, y digo disculpa, por que ya lo he pensado muchas veces, y aún no tengo una respuesta decente.
¿Qué somos tú y yo?
Ésa es la pregunta difícil de responder.
Ha pasado mucho tiempo desde que empezamos siendo amigos. Pero no somos amigos de cualquier manera. Nos hemos tomado algunas libertades que no todos los amigos toman. Yo diría que somos más que amigos.
En contra nos juega el que tú estés tan lejos, atada a tu presente mientras yo estoy aquí atado al mío.
He querido en más de una ocasión dar un paso adelante y conocerte mejor, pero tú estás firme en tu decisión de mantener distancia. Entiendo por qué, ya que soy responsable del motivo.
Que comparta tu decisión es diferente.
Has sido mi musa inspiradora más de una vez, y he ganado mucho al encontrarte y tenerte como amiga de esta manera virtual, a la vez tan personal y tan lejana.
Se que podemos vivir los dos, el uno sin el otro, pero me alegra tener tus mensajes desde lejos, el cariño que me das y el que yo te doy. Soy tu amigo sin condiciones.
Sin dudas todo hubiese sido diferente si pudiese susurrar en tus oídos alguna de las cosas que siento por ti. Guardaré esas palabras por ahora.
Solo te daré algunas palabras para que lleve el viento.
Quisiera medir en besos,
las dimensiones de tu cuerpo.
Quisiera contarte un cuento,
acurrucándote en mis brazos.
Quisiera llevarte de paseo,
a ver florecer el campo.
Pero sé que no estás,
Así que te doy mi amor,
Como pueda, de a pedazos,
Lo arranco de mis brazos,
Lo escurro entre mis manos,
Lo mando por el aire, lejos.
Sé que devota lo recibes,
Sé que tu mística se enciende,
Abres tus sentidos y me atrapas,
Enredado yo me afano por llegar,
Llegar a besar tu corazón,
Llegar a sentirme junto a ti.
Guerrera del amor, yo soy luz
Que quita un poco de tu sombra
Nada menos y nada más.
Yo no uso escudo ni espadas,
De nadie me defiendo, señora
Solo mi homenaje quiero dejar.
Nos leemos :)
¿Qué somos tú y yo?
Ésa es la pregunta difícil de responder.
Ha pasado mucho tiempo desde que empezamos siendo amigos. Pero no somos amigos de cualquier manera. Nos hemos tomado algunas libertades que no todos los amigos toman. Yo diría que somos más que amigos.
En contra nos juega el que tú estés tan lejos, atada a tu presente mientras yo estoy aquí atado al mío.
He querido en más de una ocasión dar un paso adelante y conocerte mejor, pero tú estás firme en tu decisión de mantener distancia. Entiendo por qué, ya que soy responsable del motivo.
Que comparta tu decisión es diferente.
Has sido mi musa inspiradora más de una vez, y he ganado mucho al encontrarte y tenerte como amiga de esta manera virtual, a la vez tan personal y tan lejana.
Se que podemos vivir los dos, el uno sin el otro, pero me alegra tener tus mensajes desde lejos, el cariño que me das y el que yo te doy. Soy tu amigo sin condiciones.
Sin dudas todo hubiese sido diferente si pudiese susurrar en tus oídos alguna de las cosas que siento por ti. Guardaré esas palabras por ahora.
Solo te daré algunas palabras para que lleve el viento.
Quisiera medir en besos,
las dimensiones de tu cuerpo.
Quisiera contarte un cuento,
acurrucándote en mis brazos.
Quisiera llevarte de paseo,
a ver florecer el campo.
Pero sé que no estás,
Así que te doy mi amor,
Como pueda, de a pedazos,
Lo arranco de mis brazos,
Lo escurro entre mis manos,
Lo mando por el aire, lejos.
Sé que devota lo recibes,
Sé que tu mística se enciende,
Abres tus sentidos y me atrapas,
Enredado yo me afano por llegar,
Llegar a besar tu corazón,
Llegar a sentirme junto a ti.
Guerrera del amor, yo soy luz
Que quita un poco de tu sombra
Nada menos y nada más.
Yo no uso escudo ni espadas,
De nadie me defiendo, señora
Solo mi homenaje quiero dejar.
viernes, 14 de febrero de 2014
Tus ojos - 271
Tus ojos me miran de todas partes,
Están adheridos a mi memoria,
Y ya tienen vida propia.
Me miran desde la oscuridad,
Y hasta en el día me miran,
Con yo solo parpadear.
Si doy vuelta la cara,
Para ver hacia atrás,
A tus ojos los veo pasar.
Si miro a la gente,
Que viene y que va,
Seguro tus ojos ahí estarán.
Es hermosa esta obsesión,
Solo es mi gran ilusión,
Tener cerca tus ojos de pasión.
Quisiera a fin de jornada,
Mientras te tengo abrazada,
Cerrarlos con un beso y ternura.
Quizá solo mientras te abrazo,
Logre cerrar esas puertas del cielo,
Si te doy todo el fuego de mi locura.
Nos Leemos ;)
martes, 4 de febrero de 2014
Ouija o Wija - 272
Esta tablilla se ha construido de muchas formas diferentes, aunque hay algún diseño clásico bastante conocido. Basados en ese diseño decidimos hace mucho tiempo jugar un rato con esta antigua (dicen) herramienta de comunicación con los posibles espíritus que vagan por el mundo sin un cuerpo que los contenga.
Para describirla en pocas palabras, contiene el alfabeto conocido por los jugadores corpóreos distribuido en un arco superior, los dígitos decimales del 0 al 9 en un arco inferior y los valores binarios "Si" y "No" a izquierda y derecha.
Como no había una tablilla "profesional" accesible, se improvisó una con alegría, usando un espejo no muy grande, digamos que del tamaño de un tablero normal de ajedrez, y colocando todo lo necesario escrito en papel y pegado sobre el espejo con cinta adhesiva transparente, formando la disposición deseada.
Una pequeña copa de licor puesta boca abajo fue el mágico puntero, que señalaba de a una las letras o lo que sea necesario para comunicar lo que desean decir las almas presentes a los sordos partícipes de la experiencia.
Primero que nada hay que convocar a algún espíritu a "entrar en la copa" para comunicarse con nuestro mundo. Se supone que los habitantes del mundo de los espíritus no tienen problemas de comunicación entre ellos, y entonces salvo que capturemos la atención de algún espíritu mentiroso, nuestras preguntas tendrán su respuesta.
Por lo que pude averiguar, el tablero tiene orígenes bastante cercanos en el tiempo, y las versiones más conocidas datarían del siglo XIX, cuando fue patentada. De ahí para atrás en el tiempo, todo lo que sabemos es pura especulación ;)
La forma en que se usa, depende de los jugadores, pero de lo que he leído desde cero participantes hasta todos, deben colocar un dedo suavemente sobre el puntero (el borde de la copa en nuestro caso) para que la energía transmitida por los dedos se sume a la voluntad del alma convocada y el resultado sea el movimiento del puntero para señalar en el tablero lo que el alma desea comunicarnos. Por eso es que se busca que el tablero sea lo más liso posible, para que el menor esfuerzo mueva al puntero.
Personalmente me hubiese gustado ver funcionar el tablero sin dedos sobre el puntero, pero al parecer, ésto exige mucha energía al alma antedicha, y es por eso que se la "ayuda" inyectando nuestra propia energía con la punta de los dedos de los jugadores.
Una forma seria de jugar consiste en que las personas que mantienen los dedos sobre el puntero, tengan los ojos vendados, mientras un testigo vaya anotando las preguntas y sus respuestas en silencio para no influir sobre los jugadores.
Sin embargo, la forma más divertida de jugar es aquella en la que todos tocan y ven los resultados a medida que se van generando los movimientos del puntero, y se van construyendo las respuestas.
En aquella lejana época, oscuros manejos políticos (cuando no?) nos habían legado una red eléctrica con insuficiente generación de energía. En consecuencia, no podíamos enfrentar los máximos de carga de la ciudad en el horario de mayor consumo, y como remedio temporal se repartía la escasez. Se habían establecido horarios y días en que se cortaba la energía a barrios enteros, alternando así la carencia un par de días a la semana por cada barrio.
Sabíamos a la perfección que esa noche sin luna no habría luz eléctrica, así que nos preparamos con velas, que era nuestro recurso alternativo de iluminación.
El juego cuadró a la perfección: oscuridad, velas, nada que hacer y ganas de divertirse un rato.
Logramos terminar el tablero cuando la luz eléctrica se esfumó. Mientras nuestros padres tomaban el café en la cocina escuchando una radio a baterías, nosotros encendíamos las velas no sin cierto grado de excitación, por la experiencia que estábamos a punto de realizar.
Para comenzar no conocíamos ningún conjuro para llamar almas, lo discutimos un rato, y llegamos a la conclusión de que están por todas partes. Fue entonces que Aníbal en un arranque de decisión apresuró las cosas, tomó la copa e hizo como si atrapase algo como un mosquito en el aire entre la copa y la palma de la mano. Luego como queriendo que no se escapara, colocó la mano con la copa sobre el tablero con su mano como relleno del sandwich tablero-mano-copa, y extrajo suavemente la mano dejando la copa con su contenido sobre el tablero. Dijo entonces: Ya tenemos al menos un alma, me parece ¿No?
A Estrella le pareció un poco indigno el procedimiento, y a mi me causó gracia, pero al menos podíamos continuar con el juego.
Alguien dijo con solemnidad: Te conmino alma errante, a permanecer en la copa, y contestar nuestras preguntas mundanas...
Ahí estábamos cada uno de nosotros tres, con su dedo índice "suavemente" apoyado sobre el borde del pié de la copa que estaba boca abajo en nuestro tablero. Al principio nada... ¿Y no hay que preguntar algo para que se mueva? ji-ji-ji !!
Bueno, ¿quién pregunta?
- ¿Hay un espíritu ahí dentro que quiera conversar con nosotros?
La copa parecía muda, y de repente comenzó a moverse indecisa hasta llegar cerca del "Si".
> "Si"
- Funciona!!
- No, lo estás moviendo tú...
- Te juro que no, sólo tengo en dedo con suavidad en la copa, decía Aníbal con una sonrisa pícara.
- A ver, ¿preguntamos en qué año murió, bueno, dejó de ser humano?
La copa comienza a dirigirse a los números, y toca 1840 antes de quedarse quieta.
- Bueno, no es tan viejo el espíritu... dije pensando en la enorme cantidad de años en que han pasado hasta nuestros días... Inclusive podría darse el caso de algún ser prehistórico!
- ¿Y de qué murió?
> "FIEBRE"
- Claro, en esas épocas ni se sabía de qué moría la gente...
Mientras tanto lo que más disfrutaba eran las caras y las manos reflejadas en el espejo, iluminadas por la tenue luz amarillenta de las velas, haciendo increíble fuerza en la copa, al punto que estuve por decir: "¡Si se rompe la copa yo no tengo nada que ver, a ver si aflojan con la fuerza! ¿Eh?", pero me callé por que era más interesante el juego y el ambiente alrededor. Algunas risas contenidas, y miedo, sin duda.
- ¿Cómo te llamas?
> "SIMON"
- Bueno, basta, dijo Estrella, me parece que están haciendo trampa... A que si dejamos la copa sola no se mueve...
- ¿Y si se mueve?
- ¡Ahh, no sean así, seguimos un rato con el dedo a ver qué pasa, pero sin forzar la copa!!
- Bueno, pero vamos a preguntar algo que tenga sentido, a ver, ¿Está presente Antonio, el abuelo de Estre?
- ¡Nooo! ¿Por qué no llamas a tu abuelo?
> "ANTONINO"
Ya se veían dientes apretados y la copa hacía un ruido escandaloso sobre el vidrio del espejo, mostrando que había un gran peso aplicado sobre ella.
- ¿No era español tu abuelo?
- Si, pero le decíamos Antonino... ¿Cómo sabías?
- Yo no sabía...
- ¡Ah no, no juego más! ¡Es demasiado! ¡Me estás tomando el pelo con algo que es serio para mí!
- Te juro que no... decía Aníbal, mientras yo me secaba el sudor frío.
- Bueno, para que vean que no tengo nada que ver, y me salgo, dije.
Ocurrieron un par de anécdotas más, similares a la anterior, y la discusión empezó a ser mas importante. En eso viene mi madre de la cocina y nos dice: ¿ Peeero, están jugando o se están peleando? ¡Me parece que ese no es un buen juego, demasiadas discusiones!
- Bueno, yo no quiero seguir, dice Estre bastante enojada, y se lleva el tablero a otra parte.
Mejor así, todos tranquilos hasta que venga la luz, ¿verdad? dijo mi madre, pero los ánimos estaban caldeados y hacía falta un buen tiempo para aplacarlos...
Me quedé jugando con una de las velas, haciendo sombras chinescas y retornando la cera fundida a la llama, mientras Estrella y Aníbal seguían su discusión sobre si había hecho trampa o no...
La única conclusión que pudimos obtener fue que no quisimos jugar más, nunca más.
El tablero volvió a ser espejo y la copa volvió a ser copa de licor, mezclada con las otras idénticas.
El mundo de los espíritus se quedó de puertas cerradas por los años venideros. Y creo que si hoy propusiese abrir la puerta, recibiría como respuesta un rotundo "No" de mi hermana.
Tampoco intenté jugar con otro grupo de personas. Esta vez no por miedo, si no más que nada por que puede llegar a hacerse daño a algún jugador, cuando se juega con los recuerdos queridos y se llega hasta sin querer a faltar el respeto a los mismos. Resulta al final que se termina hiriendo los sentimientos de una persona, y no tiene sentido hacerlo, menos aún por el sólo afán de divertirse un rato.
Este abuelo que yo no llegué a conocer, quería muchísimo a mi hermana Estrella, era un sentimiento mutuo, hasta que el destino los separo físicamente.
Mi hermana había tenido un sueño que nunca quiso revelar a nadie sobre este abuelo cuando él murió, a cientos de kilómetros de distancia, y sin que tuviésemos noticia de su fallecimiento, hasta varios días después del mismo. No sé si llegó la noticia en un telegrama o en una carta, no lo recuerdo bien.
Quizá un sexto sentido exista y no podamos probarlo con facilidad, pero como no podemos probar tampoco que no existe, seguiremos con la duda. O estaremos seguros, convencidos en nuestros fueros más íntimos.
Nos Leemos :)
domingo, 2 de febrero de 2014
Amores y Amigos - 273
Todos tenemos amigos. O casi todos.
Amigos los hay de muchos tipos, y de alcance diverso. Tanto es así que que a veces llamamos amigos a personas que conocemos, con los que tenemos afinidades...
Estas afinidades podrían ser de gran importancia, como por ejemplo compartir una escala de valores, o tan mínimas como compartir el gusto por alguna actividad.
Deben darse otros factores más asociados a la sicología para el "compartir" sea posible, como por ejemplo saber escuchar y tener verdadero interés por la comunicación, además de cierta reciprocidad, o mejor aún, cierta compatibilidad del carácter de estas personas.
La amistad no tiene sexo, es decir, que siendo una persona con mis preferencias sexuales bien definidas, mi amigo puede integrar todo el abanico de sexo fisiológico y preferencias sexuales que existen.
Si hablamos de una amistad basada en la afinidad sexual, deberán entonces ser compatibles en éste aspecto de sus personalidades.
¿Es amor este tipo de amistad sexual, que a veces se llama amor de amantes?
La respuesta para mi es ambigua: Puede que si, puede que no.
Como los que se juntan para jugar un partido de tenis, pueden juntarse parejas para compartir sexo. Dependerá de lo profunda que sea la relación, del alcance que tenga la misma fuera del interés sexual, para saber si tenemos una relación amorosa o no.
Es un terreno complicado y a veces espinoso.
¿Pero el amor es sólo para parejas de amantes?
¿No ama gran parte de la gente a su madre, otro familiar o algún amigo?
El amor es un lazo entre personas, una afinidad más que no puede explicarse con la razón.
Como dicen los literatos: El amor es tema del corazón de las personas, es un sentimiento.
Entre los "buenos amigos" existe amor.
Yo se que esta frase puede ofender a algunos de mis amigos hombres, que han sido criados en el clásico ambiente machista, pero si se espera de un buen amigo todo lo que habitualmente esperamos, como lealtad, comprensión, empatía, entrega, y quién sabe cuántas cosas más, me parece que no es posible todo ese cúmulo de relaciones si hablar de amor.
Para diferenciar un poco, algunos han acuñado términos como "amigo del alma", que no deja de ser una licencia poética para hablar de amor en la relación de amistad.
Pueden tenerse entonces varios amigos y profesar amor por ellos. El amor no excluye a otros amores.
Algo que a veces limita el alcance de la amistad es la finitud de nuestro tiempo. Hay algunas amistades que exigen mucha dedicación, y está en uno mismo decidir si esta clase de amistad es la que uno desea. A estas personas que abusan del tiempo de los demás suele llamárselas personas absorbentes, por absorber el tiempo del amigo para si mismos.
Personalmente esta actitud no es de mi agrado, pero entiendo que algunas personas lo necesiten.
Cuando por algún motivo el integrante de la relación que no gusta de ser absorbido queda prisionero en una relación de éstas, frecuentemente deviene un rechazo a la persona de la que no pueden liberarse. También es frecuente que los amigos absorbentes no se den cuenta (o no quieran) de su condición de tales.
También tenemos el amor de pareja de esposos clásico, en que hay dos integrantes de la misma y nada más. Es un amor en que parte de la lealtad consiste en no amar del mismo modo a otra persona. Es un juramento, y como tal, depende de las personas y de la sociedad donde viven.
Como contra partida, existen en la versión machista las parejas polígamas, en que un solo hombre tiene una familia de más de una mujer que cumplen el rol de esposas. Se trata de una receta bastante antigua, y hoy día también existen en menor cantidad las familias en que más de un hombre cumple el rol de esposo de una sola mujer. No sé como se nombra este tipo de familia, y no sé si existen familias más grupales.
Casi siempre lo mejor que podemos dar cada uno de nosotros es producto de "poner amor" en la tarea.
Estoy seguro que muchos lectores encontrarán la diferencia entre el producto de cumplir con un compromiso y el de cumplir con amor. Cuando se pone amor, se está dando todo lo que puede darse, y quizá más de lo que uno supone.
Podría decirse que estamos hablando de dar amor a los objetos, pero podemos tener en cuenta que por ejemplo una obra de arte no es más que un objeto fabricado con esmero, y si la obra es buena, probablemente haya sido hecha con amor por su constructor. Puede tratarse de un objeto real como un cuadro o una escultura, o virtual como por ejemplo una partitura musical, que "vive" en la cabeza del músico independientemente de estar escrita o no sobre el pentagrama.
Así que es más frecuente dar amor que recibirlo. Uno puede dar amor inclusive a objetos inanimados, para quizá ser captado por otras almas desconocidas que aprecien el valor agregado del objeto.
También puede darse amor sin que el destinatario, siendo una persona, lo quiera recibir.
El amor no correspondido es todo un tema aparte.
En la lejanía-
En las sombras de la noche,
Escucho tu voz que me llama,
Reclama de mí la dulzura,
Busca que la fría niebla,
No ensombrezca mi alma.
Quizá al no dormir,
Mis sentidos se extravíen,
Oigan lo que no suena,
Y vean lo que no existe,
El sentimiento de tu alma.
¿Si no te toco no existes?
¿Si no te oigo no estás?
Sé que velas en la noche,
Que tus deseos son los míos,
Y que tu alma conmigo está.
No temas la noche fría,
Sin amor es sin sentido,
Con amor te escucho cantar,
La frialdad nunca me nubla,
Tus ojos serenos me dan paz.
Nos Leemos :)
viernes, 31 de enero de 2014
Cambios - 274
Éste ha sido un día cambiante, donde una mañana fresca trajo más tarde nubes color de plomo, que dieron algunas frescas lloviznas, para luego esfumarse todas ellas y dejar salir un radiante sol horas antes de que anocheciera. Aún no anochece y el cielo todo entero tiene un sorprendente color celeste de verano.
Esta mañana una amiga me dijo que cambió su vida, y estuve yo también a punto de lanzar mi llovizna gris, pero supe que el cambio era para su bien. Al fin me alegré por ella, que para eso somos amigos.
Me da un poco de vergüenza analizar lo que sentí en ese momento. ¿Por qué uno se aferra a sentimientos egoístas, si sabe que no son correspondidos?
No puede ser malo querer a los amigos. El amor no tiene maldad por definición propia. Somos los que mezclamos el amor con egoísmo los que podemos confundir nuestros sentimientos.
El problema es todo mío y lo asumo. Debo corregir mis impulsos.
Recuerdo una de esas ocasiones en mi juventud cuando era un estudiante pobretón. Invité a una muchacha a pasear frente al mar para conversar tranquilo con ella. Salimos juntos pero noté que no se interesaba en mi. Con toda delicadeza mantenía distancia mientras hablábamos, hasta que terminó por decirme que a mi me tendría que esperar ocho o diez años para poder formar una pareja, y en cambio tenía un amigo bastante mayor y divorciado que ya tenía su trabajo y pensaba iniciar una vida de pareja con él.
Quedé muy sorprendido. Yo tenía unos dieciocho años en aquel momento y ella era un poco menor, así que nunca supuse que ella pudiese buscar algo tan definitivo a esa corta edad. Yo con dieciocho solo pensaba en las amistades y el estudio.
Recuerdo que a pesar de que ella me gustaba, no tenía la más mínima intención de cambiar toda mi vida futura para incluirla a ella, y menos conociéndola tan poco como la conocía. Por ese motivo todo terminó en un saludable paseo sin las más mínimas consecuencias.
Hoy una amiga me dijo que comenzaría una vida de pareja con alguien a quien quería desde hace tiempo. La noticia me produjo al principio dolor, pero en seguida entendí que yo soy un amigo muy reciente en su vida y no tenía derecho a esperar nada más.
Ante todo está entonces la felicidad de las personas que quieres.
Valoro mucho su amistad, y me hace feliz que ella sea feliz.
Solo espero que no se pierda en el silencio.
El olvido no es para los amigos.
Si la vida me diera,
otra loca oportunidad,
elegiría estar junto a ella.
Si el viento la trajera,
desde ese mundo imaginario,
le daría mi soledad,
para que jugara a destruirla,
con su sonrisa clara,
siempre a mi lado.
No es mala la soledad,
sólo que es mejor,
estar bien acompañado.
Nos Leemos :)
Esta mañana una amiga me dijo que cambió su vida, y estuve yo también a punto de lanzar mi llovizna gris, pero supe que el cambio era para su bien. Al fin me alegré por ella, que para eso somos amigos.
Me da un poco de vergüenza analizar lo que sentí en ese momento. ¿Por qué uno se aferra a sentimientos egoístas, si sabe que no son correspondidos?
No puede ser malo querer a los amigos. El amor no tiene maldad por definición propia. Somos los que mezclamos el amor con egoísmo los que podemos confundir nuestros sentimientos.
El problema es todo mío y lo asumo. Debo corregir mis impulsos.
Recuerdo una de esas ocasiones en mi juventud cuando era un estudiante pobretón. Invité a una muchacha a pasear frente al mar para conversar tranquilo con ella. Salimos juntos pero noté que no se interesaba en mi. Con toda delicadeza mantenía distancia mientras hablábamos, hasta que terminó por decirme que a mi me tendría que esperar ocho o diez años para poder formar una pareja, y en cambio tenía un amigo bastante mayor y divorciado que ya tenía su trabajo y pensaba iniciar una vida de pareja con él.
Quedé muy sorprendido. Yo tenía unos dieciocho años en aquel momento y ella era un poco menor, así que nunca supuse que ella pudiese buscar algo tan definitivo a esa corta edad. Yo con dieciocho solo pensaba en las amistades y el estudio.
Recuerdo que a pesar de que ella me gustaba, no tenía la más mínima intención de cambiar toda mi vida futura para incluirla a ella, y menos conociéndola tan poco como la conocía. Por ese motivo todo terminó en un saludable paseo sin las más mínimas consecuencias.
Hoy una amiga me dijo que comenzaría una vida de pareja con alguien a quien quería desde hace tiempo. La noticia me produjo al principio dolor, pero en seguida entendí que yo soy un amigo muy reciente en su vida y no tenía derecho a esperar nada más.
Ante todo está entonces la felicidad de las personas que quieres.
Valoro mucho su amistad, y me hace feliz que ella sea feliz.
Solo espero que no se pierda en el silencio.
El olvido no es para los amigos.
Si la vida me diera,
otra loca oportunidad,
elegiría estar junto a ella.
Si el viento la trajera,
desde ese mundo imaginario,
le daría mi soledad,
para que jugara a destruirla,
con su sonrisa clara,
siempre a mi lado.
No es mala la soledad,
sólo que es mejor,
estar bien acompañado.
Nos Leemos :)
domingo, 26 de enero de 2014
Sólo tal vez - 275
Las sombras de la noche, el cansancio, y un poco de libertad me dieron este poema.
Este extraño verano no me ha dejado mucho hasta hoy, pero siempre está allí lo que me dan las personas que de alguna manera me quieren, por que son mis amigos. Me dan amistad, respeto y cariño; ¿Se puede pedir más?
Sólo tal vez-
Tal vez, sólo tal vez,
llegue a tener tu mano en la mía.
Sentir tu calor y tu piel,
me hará feliz,
como no te imaginas.
Tal vez, sólo una vez,
pueda ver de cerca tus pupilas.
Llego a imaginar que me veo
reflejado en ellas,
con una sonrisa.
Tal vez, quizá si me ves,
puedas sentir lo que yo siento,
que hay un fuego quemando
mis días, mis noches,
y me corre por dentro.
Quién sabe, si un día tal vez,
comience como cualquier otro día,
y después de encontrarte,
mis días y los tuyos
sean nuestros días.
Este extraño verano no me ha dejado mucho hasta hoy, pero siempre está allí lo que me dan las personas que de alguna manera me quieren, por que son mis amigos. Me dan amistad, respeto y cariño; ¿Se puede pedir más?
Sólo tal vez-
Tal vez, sólo tal vez,
llegue a tener tu mano en la mía.
Sentir tu calor y tu piel,
me hará feliz,
como no te imaginas.
Tal vez, sólo una vez,
pueda ver de cerca tus pupilas.
Llego a imaginar que me veo
reflejado en ellas,
con una sonrisa.
Tal vez, quizá si me ves,
puedas sentir lo que yo siento,
que hay un fuego quemando
mis días, mis noches,
y me corre por dentro.
Quién sabe, si un día tal vez,
comience como cualquier otro día,
y después de encontrarte,
mis días y los tuyos
sean nuestros días.
Nos leemos :)
jueves, 2 de enero de 2014
Recuerdos del Mar - 276
Primer día de este año 2014 (o segundo día ??).
Es curioso al menos, cómo el destino teje en la urdiembre del tiempo, su trama con nuestras vidas.
No es que estemos obligados a seguir este camino por que alguien o algo lo dicta, es que sencillamente los hechos ocurren de las formas más inesperadas, a pesar de nuestros más cuidadosos planes.
Hoy tengo en ciernes un día de estío no de los peores en calor, pero sí bastante cercano a serlo.
Hice mis quehaceres hogareños y traté de subir a mi altillo, donde tengo un taller, pero la temperatura allí se hacía realmente insoportable. Así que bajé inmediatamente y me dispuse a leer algo, y quizá también a escribir un poco para quien guste leerme.
Me dieron buenas ganas de salir y caminar esas calles que llevan hasta la playa, a no más de un kilómetro de aquí, pero no iré al menos hoy.
Tengo los recuerdos de mi infancia, en que hacía un recorrido muy similar casi todos los días, con mi madre o con mi hermana mayor. Nos levantábamos temprano para caminar hasta la playa, pasábamos allá un rato poniéndome bastante protector solar, ya que siempre tuve esta piel de poca melanina, y luego regresábamos sobre nuestros pasos cuesta arriba antes que diesen las 11 de la mañana y el sol nos calcinase. Ese último camino era la parte cansadora del paseo.
Usábamos ese horario por que suele haber menos gente en la playa, aunque el agua está casi siempre más fría. El horario más interesante es después de las cuatro o cinco de la tarde hasta que anochece, pero todo el mundo sabe ésto y por lo tanto la gente se aglomera en la playa a esas horas.
Para mi ir a la playa era meterme al agua. Jugaba con la arena como todos los niños, pero el agua era para mí lo fundamental. Esa sensación de ser más liviano, y sentir cómo se frenan tus movimientos, es algo inigualable. Me tenían que sacar del agua con reprimendas, por que de no ser así, continuaba hasta el final de la visita a la playa.
Más crecido yo, finalmente puede ir a la hora de mi preferencia con algún amigo y permanecer en el agua a gusto. Y la costumbre de estar en el agua más que fuera de ella, siguió siendo toda mía ;)
Haré el intento de ir alguna que otra vez ¿Por qué no?
Pude llevar a mis hijos al Mar cuando eran pequeños, y ellos compartieron conmigo este gusto por el agua. En ésto nos parecemos bastante.
Nací cerca del Mar
Crecí sintiendo las olas de estío.
¿Qué hay en ese sonido que no es tuyo ni mío?
Nada lo frena, no se adivina su ciclo.
Furiosas ahora, tranquilas después cual manso río,
Caminar por la orilla sintiendo ese frío,
Pensando en lo lejos que llega ese Mar.
Las rocas atrapan vestigios de lo que hay más allá,
Pero al Mar no le importan ni barcos,
Ni rocas, ni niños, ni hombres o bestias.
El Mar es sagrado dueño de sí, nada más.
Ni el desafiador más grande deja de temer,
Cuando el Mar muestra su enorme poder.
Solo respeto puedo sentir,
Por ese implacable ir y venir,
Por esa grandeza que no tiene igual.
No dejo de sorprenderme sintiendo,
Esos sonidos que se van repitiendo,
Pero no son nunca igual por igual.
Allí están las cenizas de mis ancestros,
Junto a la arena que viene y que va,
Hablando el lenguaje del agua salvaje.
No se si el destino me aleje algún día,
De la costa que tanto siento como mía,
Aún de otras costas que serán iguales.
Solo sé que algunas cosas nunca se olvidan,
Como aquellas personas que son mis amigas,
Aunque a alguna quizá ya no la vea más.
Así es que este Mar es otro buen amigo,
Que no quiero y no deseo olvidar,
Como a ninguno que me da su amistad.
Nos leemos :)
Es curioso al menos, cómo el destino teje en la urdiembre del tiempo, su trama con nuestras vidas.
No es que estemos obligados a seguir este camino por que alguien o algo lo dicta, es que sencillamente los hechos ocurren de las formas más inesperadas, a pesar de nuestros más cuidadosos planes.
Hoy tengo en ciernes un día de estío no de los peores en calor, pero sí bastante cercano a serlo.
Hice mis quehaceres hogareños y traté de subir a mi altillo, donde tengo un taller, pero la temperatura allí se hacía realmente insoportable. Así que bajé inmediatamente y me dispuse a leer algo, y quizá también a escribir un poco para quien guste leerme.
Me dieron buenas ganas de salir y caminar esas calles que llevan hasta la playa, a no más de un kilómetro de aquí, pero no iré al menos hoy.
Tengo los recuerdos de mi infancia, en que hacía un recorrido muy similar casi todos los días, con mi madre o con mi hermana mayor. Nos levantábamos temprano para caminar hasta la playa, pasábamos allá un rato poniéndome bastante protector solar, ya que siempre tuve esta piel de poca melanina, y luego regresábamos sobre nuestros pasos cuesta arriba antes que diesen las 11 de la mañana y el sol nos calcinase. Ese último camino era la parte cansadora del paseo.
Usábamos ese horario por que suele haber menos gente en la playa, aunque el agua está casi siempre más fría. El horario más interesante es después de las cuatro o cinco de la tarde hasta que anochece, pero todo el mundo sabe ésto y por lo tanto la gente se aglomera en la playa a esas horas.
Para mi ir a la playa era meterme al agua. Jugaba con la arena como todos los niños, pero el agua era para mí lo fundamental. Esa sensación de ser más liviano, y sentir cómo se frenan tus movimientos, es algo inigualable. Me tenían que sacar del agua con reprimendas, por que de no ser así, continuaba hasta el final de la visita a la playa.
Más crecido yo, finalmente puede ir a la hora de mi preferencia con algún amigo y permanecer en el agua a gusto. Y la costumbre de estar en el agua más que fuera de ella, siguió siendo toda mía ;)
Haré el intento de ir alguna que otra vez ¿Por qué no?
Pude llevar a mis hijos al Mar cuando eran pequeños, y ellos compartieron conmigo este gusto por el agua. En ésto nos parecemos bastante.
Nací cerca del Mar
Crecí sintiendo las olas de estío.
¿Qué hay en ese sonido que no es tuyo ni mío?
Nada lo frena, no se adivina su ciclo.
Furiosas ahora, tranquilas después cual manso río,
Caminar por la orilla sintiendo ese frío,
Pensando en lo lejos que llega ese Mar.
Las rocas atrapan vestigios de lo que hay más allá,
Pero al Mar no le importan ni barcos,
Ni rocas, ni niños, ni hombres o bestias.
El Mar es sagrado dueño de sí, nada más.
Ni el desafiador más grande deja de temer,
Cuando el Mar muestra su enorme poder.
Solo respeto puedo sentir,
Por ese implacable ir y venir,
Por esa grandeza que no tiene igual.
No dejo de sorprenderme sintiendo,
Esos sonidos que se van repitiendo,
Pero no son nunca igual por igual.
Allí están las cenizas de mis ancestros,
Junto a la arena que viene y que va,
Hablando el lenguaje del agua salvaje.
No se si el destino me aleje algún día,
De la costa que tanto siento como mía,
Aún de otras costas que serán iguales.
Solo sé que algunas cosas nunca se olvidan,
Como aquellas personas que son mis amigas,
Aunque a alguna quizá ya no la vea más.
Así es que este Mar es otro buen amigo,
Que no quiero y no deseo olvidar,
Como a ninguno que me da su amistad.
Nos leemos :)
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