Hay un concepto en el pensamiento matemático que es muy sencillo de entender sobre todo para los niños pequeños. Quizá sea mejor ser niño que adulto para obtener las conclusiones de este razonamiento por primera vez, pero como es tan popular, es de esperar que aún quienes no han dado demasiada importancia a las matemáticas, hayan alguna vez pensado en el tema desde estos puntos de vista que expongo.
Supongamos que el niño que será "víctima" de nuestra charla es uno que sepa contar y escribir números naturales, esos que se obtienen cuando uno cuenta cualquier colección de objetos.
Le decimos entonces:
- ¿Sabes tú cuál es el número mas grande? ... Si nos mira de ojos abiertos, una expresión pensativa, y tiene el valor de decir "yo no sé,... ¿será mil?..." o alguna respuesta similar, quiere decir que hemos capturado su atención y tenemos un conejillo de indias excelente para aportarle un miligramo de educación, jeje.
- Pues vamos a razonar así: tu número más grande es ese "mil", que me parece un número importante, pero ¿sabes cómo puedo convencerte de que no es ése el más grande?... Solo tienes que contar a partir de ése número en adelante. Todos los números que estén después son mas grandes.
- Ah, claro, ¿y cuál es el número mas grande entonces?
- ¡Buena pregunta! Siempre que encuentras un número, podrás contar a partir de él en adelante. Este procedimiento de seguir la cuenta nos dice que elegido un número, siempre encontramos otros mas grandes.
- ¿No existe entonces ese número que sea más grande que todos?
- Bueno, podemos decir que sí existe. Es un número que se llama infinito, y tiene reglas particulares para ser tratado como número. Por ejemplo si cuentas a partir de él, tendrás que sumar primero 1, luego 1 más, y así como haces siempre que cuentas. Pero en el caso del infinito la regla es que si le sumamos cualquier número el resultado es él mismo. El resultado es siempre infinito.
- Así que el infinito es un número especial, ¿no?
- Bastante especial.
- Y si sumo infinito con infinito, ¿qué resultado dará?
- Solo infinito. No existe el doble ni la cantidad de veces que quieras el infinito. Es siempre infinito.
- Bueno, me voy a jugar...
¡Qué bueno! Hemos plantado una duda, una semilla que puede germinar en curiosidad en el futuro, y no en la clásica resistencia hacia la hermosa herramienta humana que es el razonamiento matemático.
El verdadero reto es conseguir que el niño no se vaya a jugar en éste punto de la charla, pero para eso se necesita cierta genialidad educativa que siempre me fue algo esquiva.
Parece todo muy "teórico", o sea que inventamos reglas, las cumplimos y nos quedamos felices y contentos.
Y ahora que somos grandes, además de teoría, ¿para qué puede servirnos este concepto?
Casi por accidente,
Jugando comencé a amarte.
Quiero recordar cómo fue,
Cuándo ocurrió y por qué,
Pero no puedo.
Después de conocerte,
Apenas un poco,
Me doy cuenta que,
Muy lejos de mi estás,
Pero ya no hay vuelta atrás.
Leo todos tus mensajes,
Lo hago día tras día,
Siempre de a poco.
Juntando tu amor,
Todo en mi interior.
Y voy sumando día a día,
Ese cariño que me das,
La suma es mas grande,
Cada día mas y más,
¿Hasta cuánto?
¿Cabe en mi todo ese amor?
Llega a mí y se multiplica,
Y lo guardo en mi corazón.
¿Cómo es posible que siga
Creciendo sin pausa este amor?
Mi niño interior
Tiene la respuesta.
Dice que la capacidad de amar
Es infinita,
Aún cuando nuestras vidas no.
Nos Leemos :)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario