Llegué a donde estabas y te dije:
¿Cómo estás Alba? Venga un abrazo!
Me diste el abrazo y no fue un abrazo cualquiera. Duró un poco más, estaba más apretado.
Pasó de ser un abrazo normal a ser un abrazo mas profundo, y el silencio que lo acompañó dijo más que mil palabras.
Me miraste aún sin soltarme y por instinto acomodé unos cabellos que cubrían tus ojos, aunque no quise que aquel gesto fuese interpretado como una caricia, que no lo era, y me puse un poco nervioso al respecto. Siempre fuiste mi amiga, y además eres la novia de mi buen amigo Pedro, y no se juega con estas cosas. Te tomé del brazo que tenías en mi cintura y nos miramos en silencio, de frente.
¿Quieres que vayamos a otro lado a hablar?
Me diste un sí, con la mirada y un leve movimiento de la cabeza. Salgamos dije entonces.
Ibas caminando a mi lado sin expresar gestos ni emitir palabras.
¿Es por Pedro? ¿Qué está pasando? Te aviso que no sé nada, y solo pasé por que estaba cerca... y ahí me interrumpiste rompiendo el silencio con una voz trémula y esos ojos vidriosos que parecían querer estallar:
- Necesito que me ayudes. Está enojado conmigo ¡y nunca lo había visto de esa manera!
- ¿Y se puede saber qué pasó? No tengo problema en ayudar a mis amigos, pero parce que estoy aún muy por fuera de todo. Además piensa un poco: yo soy el que no tiene experiencia en nada, del que las mujeres huyen...
- Es tu amigo, y yo te conozco de hace mucho. Es muy simple, le dije que quería ser madre joven y le cambió la cara! No quiere ser padre, dice que tiene muchos planes, que no puede ser y se fue... y ya pasan tres días que no lo veo y no quiere hablarme!
- Ahh, ufff... Me dejas sin palabras y no se qué decir. Nada de lo que pienso tiene sentido.
Dime, por favor no te ofendas pero ¿No eres demasiado joven y él también? Nadie se va morir si esperan unos años... Pero qué digo, si aún no están viviendo juntos, solo...
- Mi madre. Ella se va a morir. En no mas de un año según los doctores.
- Deja que me siente. Todo me daba vueltas. No podía comprender como esa hermosa mujer, tu mamá, podía estar así de mal. Teresa siempre me quiso como un amigo de su hija, siempre con gran simpatía, siempre tan amable...
- ¿Qué tiene Teresa?
- ¡No importa lo que tiene! y finalmente las lágrimas rodaron por tus mejillas, mientras me tomaste de la mano y me dijiste:
No hay nada mas que hacer que lo que quiero, que es llevar a la realidad su fantasía de ser abuela. ¡No sabes cómo lo desea! y yo soy su única hija. Mi padre no dejó ni rastro de su existencia, así que está sola conmigo...
- Le has dicho todo a Pedro.
- Si.
- (largo silencio, una mirada y un suspiro mío) Puedo ha_blar con él (mierda, no me salen las palabras y quiero llorar yo también)
Al final tuve que llorar y fuiste tú quien secó mis mejillas. Solo me miraste un rato. Qué feo espectáculo estaba dando...
- Se fuerte por favor.
- No te preocupes, soy del "sexo fuerte" (¿para qué digo tonterías, si es mejor callar?)
Te llamo mas tarde por teléfono, ¿Está bién?
- Bien, me dijiste con una tenue sonrisa.
....
Iba yo caminando por la calle hacia la casa de Pedro, y aún no sabía qué le iba a decir. Pedro siempre fue un buen amigo, pero no era fácil ponerme en su lugar. Poco antes de estos hechos he tenido muchos pensamientos en que francamente le envidiaba sobre todo por haber conquistado tu corazón, Alba, por lo bien que hacía todo lo que se proponía, pero ahora todo ese brillo de oro en su vida había perdido su color.
Quedamos en que llamara a su puerta y saldríamos a caminar un rato, y así fue. Vi a su padre y me dijo ¿No sabes qué le pasa a Pedro? Es que lo veo triste y no sale casi de su habitación...
- Vamos a pasear un rato...
Hola Pedro!!
- Hola ¿Vamos?
- Vamos. Hasta luego Ignacio, nos vemos
Caminamos un largo trecho sin dirigirnos la palabra. Cuando hablé con él por teléfono le dije que quería que habláramos un rato de algo importante, y no dije dada mas, pero creo que no había nada mas que decir.
Tomé coraje y le pregunté:
¿Qué vas a hacer con Alba?
- ¿Qué voy a hacer de mi vida? Esa es la pregunta ¿No?....
- Bueno, si, con esa pregunta vamos bien...
- Pues no sé la respuesta. ¡No sé si quiero saberla!
Yo quiero a Alba, pero me pide demasiado. ¡No estoy listo!
- ¿Prefieres perder a esa buena chica?
- ¡Tú no eres el que va a quedar sin futuro! ¡Y la calle está llena de buenas chicas!
- Perdón, no fui claro. No quiero decirte qué hacer y lo que hagas estará bien para mi. Tú eres mi amigo. Solo quiero que vayas y hables con ella.
- Es que si voy estoy seguro que me convence... No Sé... No te prometo nada!
- No busco promesas. Solo me interesa que aclaren la situación los dos. Ambos son mis amigos. ¿Eh?
- Si, tú eres un amigo siempre. No estoy enojado contigo ni con ella. Es que todo esto es mucho y muy junto... No se cómo te ha metido Alba en este lío. Voy a tener que hablar con ella.
¿Y dime, te has metido con la morocha de los apartamentos, esa que dijiste que te ponía mal de solo mirarla?
- (Quedé absorto con la última pregunta pero más aún con la anterior respuesta, no atiné a contestar bien...) Ehh no sé, no se digna a mirarme, me parece que me ignora por completo...
- Mal, muy mal, ¡tienes que insistir! ¿Cuándo te vas a quitar esa timidez?
- Já,, nunca...
- De veras, jajaja!
...............
Solo recuerdo del casamiento civil, que no admitieron mi firma como testigo por que era menor de edad. Tú y Pedro tuvieron que presentar permisos de sus padres.
Por suerte todos apoyaron tu aventura con Pedro, y hoy día la recuerdan con cariño en el lejano pasado.
Ya disfrutas de tus nietos y aún siguen siendo una pareja. Raro por estos días.
_____________
Y esa es parte de la historia de mi vida.
De joven siempre me sentí atraído por las mujeres que no eran para mi.
Salud, y nos leemos :)
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